15 de octubre de 2018
Queridas Hermanas y Laicos/as del Pequeño Proyecto y amigos del Pequeño Proyecto,
En estos 368 años de la fundación de la Congregación, nuestros corazones cantan el himno de alabanza y de acción de gracias a nuestro Dios, al recordarse de las numerosa bendiciones que recibimos. Todos los años, el día 15 de octubre nos ofrece la oportunidad de profundizar la experiencia vivida de nuestro Carisma. Es hora de renovar nuestro entusiasmo por la misión y fortalecer los lazos de nuestra familia en diferentes lugares del mundo. “Recordar”, la experiencia eclesial, no es simplemente “recordar” hechos y eventos del pasado, sino practicarlos en la realidad de hoy. En este contexto, esos hechos y eventos que sucedieron en el principio de una historia, se tornan señal de acción del Espíritu y una invitación para abrir nuevos caminos. Este año, nuestro aniversario se enmarca en el tiempo del Sínodo sobre la Juventud, convocado por el Papa Francisco, como un momento para escuchar a la juventud, ofrecerles respeto, atención amorosa y acompañamiento de la Iglesia.
Este evento del Espíritu envuelve providencialmente nuestra Congregación, personalmente por la presencia de la Hna. Sally y por los esfuerzos de muchas de nuestras Hermanas y compañeros Laicos, que viven el “Pequeño Proyecto” cada día, acompañando a la juventud en su desenvolvimiento integral. Es un momento de consideraciones para profundizar nuestro compromiso de acompañar espiritualmente a los jóvenes y compartir con las nuevas generaciones, la historia de nuestros orígenes en la cual las mujeres jóvenes eran las protagonistas y cocreadoras con el Padre Juan Pedro Medaille.
Escuchamos el llamado a dejarnos contagiar por el entusiasmo e idealismo de los jóvenes, prestando atención a su voz, dentro y fuera de la Congregación y de la Iglesia, para envolverlos en la acción apostólica, tal vez con más responsabilidad y ofreciéndoles más espacio para su creatividad y novedad de vida. También estamos desafiadas a dar testimonio con ellos y para ellos la unidad y reconciliación, en un contexto social y cultural actual, que a veces es más inestable, intolerante y con más conflictos que antes.
Recomendamos a cada uno de ustedes, ante la intercesión amorosa del Padre Medaille y de Nuestras Hermanas Fundadoras, y le pedimos que nos ayuden a mantener viva la alegría de nuestra vocación y la pasión por la misión. Que podamos dar testimonio a las nuevas generaciones de una presencia “más auténtica”, “más relacional” y “más comprometida con la justicia” (“Instrumentum Laboris del Sínodo de la Juventud”), viviendo una vida según el “Pequeño Proyecto”.
Que Dios bendiga a todas nosotras y a aquellos que se juntan a nosotras en alegre acción de gracias a Dios por este día de fundación.
¡Feliz fiesta para todos ustedes!
Con cariño y gratitud por ustedes,
