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Congregação das Irmãs de São José de Chambéry | Noticias Generales

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    06 de Out, 2018 | Hna. Sally Marie Hodgdon, Vice-Presidente de la UISG - Auditora

     Reflexiones:

    Santo Padre, hermanos cardenales y Obispos y hermanas y hermanos,

    “estén unidos y unidas en sus convicciones, en su amor, con el propósito común…” son las palabras alentadoras y desafiadoras a los primeros cristianos filipenses y las palabras de la Primera Lectura de las Escrituras, para la Misa de apertura de ayer. Todos estamos aquí, por causa de ese amor común por Jesucristo, que nos llama a una vida en común, enraizadas en los valores del Evangelio y centradas en torno del único propósito de ayudar a los otros a experimentar y vivir plenamente el amor personal de Dios

    Como representante de la UISG y religiosas de todo el mundo, animo a todos nosotros/as a dejar cualquier cosa que sea un bloqueo al movimiento de este Espíritu de Construir esa vida y amor juntos, Nosotras vivimos como una comunidad sinodal, una comunidad cuyo foco es escuchar de forma diferente a los jóvenes, escuchar con la gracia de una apertura mayor de la que jamás haya sido ofrecida anteriormente. Nuestros fundadores y fundadoras eran mujeres y hombres que asumían riesgos, que escuchaban de forma diferente la realidad de ellos y las necesidades de las personas y ahora nos toca hacer lo mismo.

    Estamos aquí para ofrecernos como compañeros, para acompañar a los jóvenes a hacerse conscientes de sus esperanzas y sueños y discernir un modo particular de vivir el amor de Dios en su realidad Actual. Estamos invitados a arriesgar la creación de nuevos espacios para los jóvenes, espacios donde sus voces son escuchadas y donde ellos pueden experimentar libremente y con la seguridad de expresar de la mejor manera, sus anhelos y expresar lo que están buscando.

    Debemos animar a nuestra juventud, permitiendo que ellos ayuden a recrear a la Iglesia de Jesús; proyectar lo que es una Iglesia acogedora y abierta y que se parezca a la de hoy, una comunidad de Iglesia donde no hay competencia, sino compartir de dones de mujeres y hombres en todos los niveles; una Iglesia que acoge la diversidad de culturas, de oración y de variadas maneras de vivir como miembros comprometidos.

    Estamos dispuestos a escuchar y respetar sus preguntas… dejar que hagan sus preguntas… ayudar a explorar sus preguntas? Ellos ni siempre están buscando respuestas, pero podemos acoger sus cuestionamientos.Nosotros también interrogantes con los cuales precisamos convivir. ¿Podemos invitar a los jóvenes a caminar con nosotros en estos asuntos? ¿Podemos permitir que nuestro amor común por Jesucristo sea el espacio en que todos nos encontremos y crezcamos?

    Nuestra Iglesia y la sociedad están caminando hacia una nueva jornada, una jornada difícil y con muchas crisis, una jornada que tiene nuevas oportunidades y posibilidades. Sí, nuestra Iglesia sacó la inocencia de muchos jóvenes y ahora estamos intentando arrepentirnos y devolver… pero para una generación de quien la inocencia fue despojada de una manera diferente, despojada por la no aceptación, haciendo que la juventud se sienta invisible, y ofreciéndoles algunos modelos que no tengan integridad, transparencia y auténtica vida evangélica.

    Para escuchar de forma diferente, debemos estar dispuestos a ser transparentes, a ser vulnerables delante de la juventud de hoy y a caminar al lado de ellos. ¿Podemos compartir nuestra pasión de manera que estimulen las chispas de vida dentro de ellos, pero no los dominen ni los juzguen? ¿Estamos abiertos a expandir el círculo parroquial de liderazgo para incluir más jóvenes con la libertad de liderar de manera diferente?¿Estamos abiertos para tener consejos de la Juventud en todas las diócesis? ¿Podemos establecer un Consejo Internacional de la Juventud para explorar necesidades e ideas y compartirlas en un nivel global con el Vaticano, con las Conferencias de Obispos y Superiores Mayores? ¿Será que vamos a crear más espacio para capacitar Hermanas, Hermanos y Directores espirituales laicos para acompañar a la juventud en nuestros espacios educacionales, en nuestras parroquias y otros lugares?

    Este es un momento para que los jóvenes compartan liderazgos con nosotros, para que los jóvenes sean co-creadores y para desafiar a todo el pueblo de Dios y a vivir más plenamente nuestro propósito común de revelar el amor de Dios. ¿Podemos estar abiertos y caminar en este camino con ellos?

    Hna. Sally

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