Nació el 1 de junio de 1933 y los 14 años ingresó al Convento San José de Garibaldi. Dice que los primeros días fueron muy difíciles por causa de la nostalgia de la familia y que si hubiese encontrado la puerta de salida, se habría ido. Por eso, después de 15 días se fue acostumbrando y las Hermanas eran muy buenas. El bien querer de ellas la incentivó a permanecer. El 17 de diciembre de 1954 hizo su primera profesión religiosa. Hoy con 65 años de Vida Consagrada, se siente feliz por la misión que realizó a lo largo de su vida. Como Hermana de San José efectuó la misión en diversas áreas.
Se formó como Servidora Social y tuvo la oportunidad de actuar en defensa de los pobres y de las comunidades del interior en diversas localidades. Fue Superiora Provincial de la Provincia de Caxías do Sul durante dos Gestiones, estuvo al frente de la Conferencia de Religiosos de Brasil de Río Grande do Sul por 3 años y sirvió con mucha dedicación al pueblo de Rondonia y Conselvan en Mato Grosso por 14 años.
La atención y la ayuda al pueblo fueron su ideal de vida y su gran alegría era servir. El pueblo buscaba a las Hermanas para todo. Ellas tenían dificultad para encontrar tiempo para sí. Pues la atención a las comunidades rurales era intensa. El pueblo tenía grandes necesidades, sin sacerdotes, sin otras Congregaciones Religiosas cerca. Uno de los grandes desafíos era preparar liderazgos, para actuar en las Comunidades. En especial en la Celebración de la Palabra.
Para Hermana Virginia, su gran alegría es la alegría del pueblo, ser apoyo y referencia para ellos. Saber que ellos pueden contar con las Hermanas, estar en el medio del pueblo. Como Servidora Social trató de ser un nexo entre el pueblo y su búsqueda de sus derechos. Les ayuda a luchar por ellos y aportar para que sean reconocidos y encuentren su espacio, su tierra, sus derechos, esa fue su grande alegría, siempre..
