Queridas Hnas., Laicos y Laicas del Pequeño Proyecto y amigos,

"Que la paz esté con ustedes!"

Estas son las primeras palabras de Jesús Resucitado, después de su resurrección, como se dijeran que el primer fruto de la resurrección es la paz. Esta no es, ciertamente, la paz de la tranquilidad, pero sí la paz que emerge del amor por los otros, la paz que nos hace salir de nosotras mismas para ir al encuentro de los otros. Esta paz nos capacita para ir al encuentro de los que viven en la soledad, de los marginados y de los que no tienen lugar en la sociedad. Este espíritu de paz es portador de esperanza y alegría, armonía y justicia, unión y reconciliación. Es la paz que se torna puente para el diálogo, para la comprensión, para la posibilidad de una vida nueva.

Sí, la Paz de la Pascua ilumina y guía los pasos de las personas que trabajan por la justicia y por la paz. La Paz de la Pascua permite que estemos atentos/as a los Sacramentos del Momento, al Sacramento del Encuentro, a acoger lo diferente y unos a los otros como Hijos e Hijas amados/as por Dios. La Paz de la Pascua sustenta una verdadera amistad y fortalece relacionamientos fuertes y significativos. La Paz de la Pascua es contagiante.

El “día a día” de nuestras vidas, ¿Cómo saludamos a las personas? ¿Cómo podemos ser portadores/as de la Paz de la Pascua?
Que el Señor Resucitado nos capacite a estar atentos/as para escuchar saludo de paz y a movernos en dirección a los otros con la misma paz con la cual Él nos bendice todos los días.

Que podamos ser portadores de esperanza, de alegría, de valentía y de solidaridad, frutos de la Paz Pascual.

Feliz Pascua!