Português e Espanhol

"Então, os pastores foram às pressas e encontraram Maria e José, e o recém nascido deitado na manjedoura.

Tendo-o visto, contaram o que o anjo lhes anunciara sobre o menino. E todos os que ouviam os pastores, ficaram maravilhados… Maria, porém, conservava todos esses fatos, e meditava sobre eles em seu coração." (Lucas 2,16-19) 

 
Roma, dezembro de 2018

Queridas Irmãs, Leigos e Leigas do Pequeno Projeto e amigos/as,

Bênçãos para cada um e cada uma de vocês enquanto caminhamos estes últimos dias do Advento em direção à celebração da vinda de nosso Salvador, Jesus, como uma criança recém-nascida. Jesus nasceu na simplicidade, num estábulo ou gruta, tendo como seus primeiros visitantes os pobres e os pastores da redondeza. Esses vizinhos e visitantes eram pessoas que tinham uma fé simples, que eram abertas às mensagens enviadas por Deus.

Maria, enquanto ouvia os pastores compartilharem o porquê de sua vinda e o que ouviram, permitia que as palavras deles encontrassem espaço dentro dela, “e Maria meditava sobre elas em seu coração”. Não é a isso que nós também somos chamados/as a fazer? Não devemos ser mulheres e homens de contemplação, permitindo que as palavras e a presença de outras pessoas encontrem espaço dentro de nós e, oportunamente, dediquemos tempo para refletir sobre o que Deus nos quer dizer através do encontro com o outro e das palavras do outro a nós dirigidas?

Que ao rezarmos uns pelos outros, neste Natal, possamos acolher a graça da disponibilidade, disponibilidade para Deus e de uns para os outros. É o dom e a liberdade de "estarmos disponíveis" para o outro, de estarmos abertos/as ao outro o que nos permite de reviver ou de refletir sobre os encontros vivenciados, as palavras ouvidas e sentir através desta experiência a presença e a palavra de Deus para nós. A disponibilidade para escutar é o dom que nos permite de sermos espirituais, de recebermos o Espírito e percebermos o movimento de Deus em nós, no outro e na criação.

Que possamos viver como Maria, disponíveis àqueles/as que passam por nossa vida a cada dia, àqueles/as que refletem Deus conosco!

" Entonces, los pastores fueron de prisa y encontraron a María y a José, y al recién nacido acostado en la pesebrera.
Entonces encontraron lo que los Ángeles les habían dicho de este niño y todos se maravillaron de lo que decían los pastores… María, por su parte, observaba cuidadosamente todos estos acontecimientos y los guardaba en su corazón." 
(Lc. 2,16-19) 


Roma, diciembre de 2018

Queridas Hermanas, Laicos y Laicas del Pequeño Proyecto y amigos/as,

Bendiciones para cada uno y cada una de ustedes en cuanto caminamos en estos últimos días del Adviento en dirección a la celebración de la venida de nuestro Salvador, Jesús, como una criatura recién nacida. Jesús nació en la simplicidad, de un establo o una gruta, teniendo como sus primeros visitantes a los pobres y a los pastores de alrededor. Esos vecinos y visitantes eran personas que tenían una fe sencilla, que eran abiertas a los mensajes enviados por Dios.

María, en cuanto escuchaba que los pastores compartían el por qué de su venida y lo que escucharon, permitía que las palabras de ellos encontraran espacio dentro de sí, “y María meditaba sobre ellas en su corazón”. ¿No es a eso que nosotros también somos llamados/as a hacer? ¿No debemos ser mujeres y hombres de contemplación, permitiendo que las palabras y la presencia de otras personas encuentren espacio dentro de nosotros y, oportunamente, dediquemos tiempo para reflexionar sobre lo que Dios nos quiere decir a través del encuentro con el otro y de las palabras del otro dirigidas a nosotros?

Que al rezar unos por los otros, en esta Navidad, podamos acoger la gracia de la disponibilidad para Dios y de unos a otros. Es el don y la libertad de “estar disponibles” para el otro, de estar abiertos/as al otro que nos permite revivir o reflexionar sobre los encuentros vivenciados, las palabras escuchadas y sentir a través de esta experiencia la presencia y la palabra de Dios para nosotras/os. La disponibilidad para la escucha es el don que nos permite ser espirituales, de recibir el Espíritu y percibimos el movimiento de Dios en nosotros, en el otro y en la creación.

¡Que podamos vivir como María, disponible a aquellos/as que pasan por nuestra vida cada día, aquellos/as que reflexionan a Dios con nosotros/as!

Sr. Sally Hodgdon,
Sr. Mariaelena Aceti,
Sr. Ieda Tomazini,
Sr. Philomena Pazhuruparambil